FOTOGRAFIA PERIODISTICA Y DOCUMENTAL FRENTE A LA ETICA Y LA CREDIBILIDAD
Con el paso del tiempo la fotografía ha ido evolucionando paso a paso, pero con ello también se ha ido decayendo su credibilidad a partir de la creación de programas de edición, es por ello que la fotografía tiene que ser justificada a partir de su publicación.
Pero no nada más la foto tiene que hablar por sí sola, ya que en conjunción tiene que venir con una perspectiva de la realidad, dejándonos mostrar un hecho real, basándose en nuestro entorno social, tratar de encontrar ese objetivo por el cual fue tomada, dejándonos observar como con una imagen puedes describir una cierta realidad.
En los concursos de fotografía lo importante para calificar es la credibilidad de la foto, por tan pequeña que sea su veracidad se mantiene en tela de juicio la imagen, dejando actuar la opinión de los jueces, buscando encontrar su verdad oculta de la imagen, puede que está sea rechazada o aceptada en un concurso, por ejemplo lo que le paso al chino Liu con su fotografía editada, se duda de su credibilidad y se llega a la verdad.
Es por ello que la fotografía siempre va a depender de su vinculación con la realidad dejando ver una limitación por la ética del fotógrafo, dependiendo hasta donde llegue está, será calificado ante todos los que puedan apreciar la imagen.
En este caso la foto de Giorgio Viera Alma, Mexicaltzingo, territorio rebelde , 2005. En el concurso no parece involucrar los parámetros que involucra a la imagen, ya que no es evaluads la efectividad comunicativa real de la imagen en el espacio social, sino su capacidad expresiva y autoral.
Alma
Giorgio Viera, Mexicaltzingo, territorio rebelde , 2005.
Presentada en un concurso de fotoperiodismo, la fotografía construida de Giorgio Viera parece negar el propósito documental cuando, en realidad, desde una propuesta posmoderna, está desenmascarando la contradicción esencial a la visión documental moderna: inevitablemente la presentación de la realidad de la fotografía siempre es mediada por el autor, en mayor o menor grado. Además de ser un índice fotosensible de la realidad material, la imagen fotográfica es una re-presentación: una referencia sígnica cuyo mensaje tiene más que ver con la coherencia y efectividad semiótica (cuan clara y capaz es la trasmisión del mensaje) que con una supuesta impresión en la imagen de la realidad fáctica y fenoménica (el “esto ha sido” de Barthes).
La concepción lingüística de la fotografía posmoderna permite descifrar el enigma descrito en La cámara lúcida por Barthes: a pesar de que su madre posó en todas las fotografías que él encontró arrumbadas, sólo en una de ellas —una única y real imagen— puede sentirse su presencia verdadera . La eficiencia semiósica del signo no tiene que ver, pues, con la existencia “real” de lo representado, sino con su calidad de significación.
Cuando la foto es expuesta por Viera, nos deja ver el deterioro por las drogas de una persona, dejándonos involucrarnos en la semiósis de la imagen, con todo lo que la relaciona, desde el espacio social mexicano, un paisaje urbano y los rasgos raciales de la mujer retratada, son hincapié a dejar ver hasta dónde nos lleva la imagen y su contexto que representa, es por ello que el jurado en el concurso otorga el premio a Viera por lograr una propuesta humana e intimista con gran fuerza documental, bien resuelto en términos formales.
Más allá de la cuestión de la verdad, lo interesante de este problema es observar cómo un género discursivo como el fotoperiodismo incluye la práctica y discusión de distintos recursos en un momento y un lugar dado.
¿La imagen fotográfica documental es una representación de la verdad absoluta?
La fotografía documental se basa en una concepción realista en que la imagen -una cosa- se refiere a fenómenos y cosas, mientras que la teoría posmoderna parte de una concepción lingüística de la imagen (la imagen como signo) cuyo sentido depende de la relación variable de múltiples agentes involucrados en la interpretación. Éstos serían: el productor y su ideología; su relación con la realidad representada (sea ésta un fenómeno, otro sujeto o un concepto); el medio técnico y las convenciones de representación (el lenguaje); el ámbito de difusión; y, finalmente, el público receptor y su ideología. (Laura González Flores, VANITAS Y DOCUMENTACIÓN: REFLEXIONES EN TORNO A LA ESTÉTICA DEL FOTOPERIODISMO, (http://www.fotoperiodismo.org/FORO/files/fotoperiodismo/source/html/bienal_sexta/textos_sexta/LAURAGNZ.HTM)) ¿Cuáles procedimientos son legítimos y cuáles ilegítimos al producir a una imagen documental?
Con decir documental se refiere a características cualitativas de las imágenes, la crítica posmoderna concibe la imagen fotográfica como un campo de fuerzas variable, según coordenadas de tiempo y lugar, en el que se confrontan los acuerdos y las prescripciones de representación iconográfica y difusión mediática de los mensajes sociales. La imagen periodística, según esta corriente, sería una práctica discursiva específica delimitada por una tipología sintáctica concreta: el uso preferente del blanco y negro, la gama tonal reducida, el alto contraste, la obturación instantánea, la composición geométrica derivada del gran angular y el encuadre “espontáneo”, etc. Estas características se definieron como rasgos convencionales del género desde los años treinta y aún actualmente, siguen asociándose a éste. El hecho de que en estos momentos se discuta la validez de otros recursos como la cita, la escenificación, etc., como propios a la práctica actual del fotoperiodismo indica cómo, en este momento, pueden coexistir dos retóricas diferentes (e incluso opuestas) como parte de una misma práctica discursiva. (Laura González Flores, VANITAS Y DOCUMENTACIÓN: REFLEXIONES EN TORNO A LA ESTÉTICA DEL FOTOPERIODISMO, (http://www.fotoperiodismo.org/FORO/files/fotoperiodismo/source/html/bienal_sexta/textos_sexta/LAURAGNZ.HTM))